Por Gabriela Dozoretz.-
Diario de Experiencias 2.0 presenció una clase de Danza tradicional de la India en la Escuela “DurgaMa” de Villa Crespo y en diálogo con su profesora Silvia Rissi, descubrió que esta danza es mucho más que un baile, que historias milenarias marcan las pautas de una práctica que puede llevarnos al equilibrio entre cuerpo y alma. Un contacto con la divinidad que existe en nuestro interior.
Existe algo de divinidad dentro de cada uno de nosotros. Algo que llevamos en nuestras almas. Una forma de alcanzar el equilibrio entre nuestro cuerpo y nuestras emociones, que nos hace sentir cerca del cielo, pero con los pies en la tierra.
La creencia de que la danza puede acercarnos a ese equilibrio nos llega desde tiempos inmemoriales y cuenta la leyenda que los dioses de la India la enseñaron al pueblo en “El Quinto Veda”. Allí, figuran los preceptos del arte clásico de la india.
Miles de años después, esa tradición sigue viva, y nos continúa transmitiendo sabiduría, aún en el otro lado del mundo, en Argentina, en la Ciudad de Buenos Aires, en la “Escuela de Danza y Arte Clásico de la India DurgaMa”.
Al entrar en este lugar nos recibe un altar de Ganesha y un escenario lleno de divinidades. Nos dan la bienvenida diferentes rituales, como sacarse los zapatos o ponerse el sari. Y nos deslumbran colores en cada estatuilla o tela, y el ritmo de una maestra de danza que marca el compás de este baile a sus alumnos.
La profesora de danzas clásica de la India y Yoga, Silvia Rissi, nos explicó la relación entre la energía divina del cosmos y este baile: “Esta danza cuenta historias de amor entre los dioses”, y el bailarín “encarna la energía divina que está en el universo, que entonces forma parte de nuestro micro universo”. Es decir que, al realizar esta danza “despertamos esa energía en nosotros mismos”, aclaró la profesora.
Podemos hablar de la forma en que tomamos “conciencia corporal” al danzar. Aprendemos que “el trabajo fino de las cejas, los ojos, las manos y parte superior del cuerpo conectan con el cielo”, tal como develó Silvia.
La parte inferior del cuerpo, representada por el “Tándava” o zapateo se refiere a la parte masculina o terrenal. Así, “Zapatear es sanador”, expresó Silvia, “es poder bajar a la tierra, a lo que nos enraíza”.
Por eso, observaremos que en una clase de esta danza ancestral, hombres y mujeres bailan de la misma forma, ya que según los preceptos ancestrales de la India todos tenemos ambas energías, femenina y masculina, terrenal y emocional.
Por todo ésto, la danza clásica de la India no es sólo un baile, es energía, espiritualidad, ritual y goce. Es la armonía entre el cielo y la tierra que tanto necesitamos.
Caminando por las calles de Villa Crespo esta cronista jamás imaginó que podía encontrarse con un pedacito de la India sobre Velasco 278 timbre 1 a metros t Avenida Corrientes, pero la escuela “DurgaMa” le abrió sus puertas y allí encontró algo que tiene “Magia»